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  • Natalia Agraso Fábregas

Mary Wollstonecraft

Mary Wollstonecraft (1759-1797) nació en Londres en 1759, en el seno de una familia con problemas de todo tipo. Su padre era alcohólico, maltrataba a su esposa y derrochaba el dinero de la familia. Mary trataba de proteger a su madre y a sus hermanas y fue, en este contexto, donde comenzó a cuestionarse el papel y los derechos de la mujer en la sociedad.



Esta situación también la llevó a buscar trabajo a una edad temprana, sin embargo, se percató de las limitadas opciones laborales con las que contaban las mujeres. Por ello, decidió emprender una carrera como escritora. A pesar de que en la época no era habitual que una mujer pudiese vivir de su profesión literaria, lo consiguió. Ella misma temía la incerteza de su futuro; le decía a su hermana:


Voy a ser la primera de una nueva especie. Tiemblo de pensar en el intento.

Sus primeros trabajos como institutriz le sirvieron para percatarse de la problemática en la educación en función del género de los infantes. En Reflexiones sobre la educación de las hijas (1789) criticaba la educación que estaban recibiendo las mujeres.


Tras la publicación de Reflexiones sobre la Revolución Francesa (1790) de Edmund Burke, escribió Vindicación de los derechos del hombre (1790), un panfleto político donde atacaba a la aristocracia y defendía el republicanismo. Denunciaba el lenguaje sexista utilizado por Burke y criticaba su confianza en la tradición y las costumbres, proponiendo una sociedad ilustrada para lograr el progreso.


Fue después de la presentación del Informe sobre la educación pública (1791) de Talleyrand-Périgord cuando Wollstonecraft respondió de nuevo con otro escrito: Vindicación de los derechos de la mujer (1792).



Tras haber leído con gran placer un panfleto que usted ha publicado recientemente, le dedico este volumen para invitarlo a reconsiderar la materia y sopesar con madurez mi propuesta respecto a los derechos de la mujer y a la educación pública.

A diferencia de la anterior publicación, se encargaba de focalizar la atención en los derechos de las mujeres.


Eduquemos a las mujeres, no para aspirar a las ventajas que la Constitución les niega, sino para conocer aquellas que les garantiza.

Decía que, si los derechos naturales eran concedidos por Dios, el hecho de negárselos a una parte de la sociedad constituía un pecado en sí mismo. No solo denunciaba lo acontecido en la década, sino que se remontaba a filósofos como Locke o Rousseau y reclamaba cambios.


Educad a las mujeres como a los hombres. Ese es el objetivo que yo propongo. No deseo que tengan poder sobre ellos, sino sobre sí mismas.

Argumentaba que las mujeres no eran inferiores a los hombres por naturaleza, sino que este supuesto se debía a que la educación que recibían las mujeres no era equiparable a la de ellos.


Mary Wollstonecraft murió con 38 años debido a complicaciones en el parto de su hija Mary Shelly. Tras su fallecimiento, su pareja William Godwin publicó Memorias de la autora de Vindicación de los derechos de la mujer (1798), donde los lectores pudieron conocer la ilegitimidad de su primera hija, sus entresijos amorosos o los intentos de suicidio de la autora, algo que desprestigió su reputación. Sus escritos desaparecieron al momento, dejaron de leerse y desacreditaron la valía de la escritora.


Con la llegada del feminismo en el siglo XX sus ensayos y, sobre todo, su lucha, se recuperaron. Gracias a figuras como la de Virginia Woolf, las Vindicaciones de Wollstonecraft comenzaron a leerse de nuevo, haciendo que sus propuestas volvieran a tener un hueco en la sociedad.

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